Vie. Abr 26th, 2024

Situada en pleno desierto de Siria, hablar de Palmira es hablar de la misma historia de la civilización. La ciudad de los dátiles, que es la etimología de su propio nombre, ha servido de referente para miles de arqueólogos a lo largo de la historia y también acabó siendo casi un lugar de peregrinaje para muchos que amaban conocer los orígenes del hombre y ver las edificaciones más bellas de esta zona del mundo.

Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1980, este enclave se creía a salvo de cualquier injerencia y se buscaba proteger para dejar un testimonio histórico a generaciones venideras.

Situada muy cerca de la actual Damasco, la relevancia social que tuvo Palmira en los primeros siglos de nuestra era nos habla de la riqueza de sus edificaciones, ya mencionadas incluso en la Biblia y que servían como referente de la historia de la cultura y de la civilización en esta zona del mundo. El Imperio Romano, al considerarla parte de sus provincias, puso en marcha construcciones únicas que habían llegado prácticamente intactas a nuestra era.

Sin embargo, con lo que no se contaba es con el hecho de que la Guerra que empezaba a tener lugar en Siria durante los primeros años del siglo XXI pusiera en peligro este patrimonio.

Tanto es así que en 2015 la ciudad fue tomada por DAESH, quien acabó derruyendo buena parte del patrimonio arquitectónico de este enclave sirio.

La pregunta es ¿por qué es tan relevante Palmira y por qué tan buena noticia que finalmente se haya conseguido reconquistar por el ejército ruso y de Bashar? Principalmente y, aunque sorprenda, porque se ha cortado uno de los grifos económicos de la organización.

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Desde que se hiciera con el control de Palmira, aparte de destruir parte de la cultura que representaba – hay que tener en cuenta la herencia grecorromana de los monumentos, pero también algunos de increíble belleza persa – algo contra lo que quieren atentar como se viene viendo últimamente, también les ha servido para financiarse gracias a los tratantes de arte que se iban haciendo con esculturas en el mercado negro cuyo valor es incalculable y que, de otra forma, no podrían haber conseguido jamás al ser parte del conjunto Patrimonio de la Humanidad.

Sin lugar a dudas, la recuperación de este espacio histórico es una buena noticia, y también por el lado por el que les blinda el acceso a los pozos petrolíferos de Iraq a los que se accedía directamente desde ahí.

Recuperar Palmira da esperanza.