Lun. Abr 29th, 2024

MADRID, 19 (SERVIMEDIA)

Un investigador de la Universidad Politécnica de Madrid ha estudiado el efecto de la desigualdad económica en la aparición y la expansión de la intolerancia en la sociedad. Los resultados obtenidos con el modelo matemático desarrollado en este estudio muestran cómo la redistribución de la riqueza se puede convertir en un mecanismo preventivo efectivo.

Luis Alberto Martínez Vaquero, un investigador de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), que forma parte del Grupo de Sistemas Complejos (GSC), ha impulsado un estudio en el que ha utilizado la teoría de juegos evolutiva, que aúna teoría de juegos con la dinámica evolutiva. A través de esta herramienta es posible modelar matemáticamente la interacción entre individuos que forman parte de poblaciones y analizar cómo emergen comportamientos colectivos a gran escala que no son predecibles desde el comportamiento individual.

En trabajos anteriores en colaboración con la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), Martínez Vaquero estudió qué normas sociales emergen y son resilientes en modelos de reciprocidad indirecta basada en reputación, descubriendo que ciertos comportamientos intolerantes emergían en minorías sometidas a estrés económico.

En este nuevo trabajo, el investigador ha adaptado este modelo para incorporar desigualdad económica e intolerancia, estudiando cómo una influye en la otra. Así, se analizaron bajo qué circunstancias estrategias intolerantes podían invadir grupos de individuos tolerantes en diferentes escenarios y qué se requería para que la tolerancia pudiera ser restaurada.

Los resultados del trabajo actual mostraron claramente que la desigualdad es un potente catalizador de la intolerancia dando lugar a la escalada de comportamientos discriminatorios incluso sin la presencia de nuevos individuos intolerantes que promovieran dicha intolerancia.

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La desigualdad también modificó el comportamiento de individuos tolerantes que pertenecían a minorías desfavorecidas, de forma que estos o bien dejaban de penalizar a los individuos que no cooperaban, o bien priorizaban ayudar a los individuos con más riqueza, incluso si sufrían discriminación por parte de ellos, en lugar de a los individuos de su propio grupo. Algunos de estos comportamientos, que inicialmente pueden parecer contra intuitivos, podrían explicar las diferencias observadas entre diferentes culturas.

MECANISMO PREVENTIVO

En la investigación realizada también se han estudiado las condiciones bajo las cuales la redistribución de riqueza se convierte en una solución viable para evitar la intolerancia: debe garantizar la reducción de la desigualdad y ser implementada antes de que la intolerancia permee en parte de la población. Es decir, es un mecanismo preventivo efectivo que pierde la mayor parte de su capacidad si su implementación se retrasa condicionada a que los comportamientos intolerantes sean detectados.

«El objetivo de este trabajo ha sido, por tanto, no solo entender por qué determinados comportamientos y fenómenos sociales aparecen, sino también analizar el éxito potencial de la implementación de políticas públicas. Las conclusiones de esta investigación son especialmente relevantes ante el contexto de crisis económica global, motivada principalmente por la pandemia de covid-19 y los conflictos bélicos, y el consiguiente incremento de la desigualdad», concluyó Martínez Vaquero.