Jue. Mar 28th, 2024

Ya se ha inaugurado la exposición, abierta hasta el próximo 21 de noviembre en la Casa de Vacas del Parque del Retiro madrileño (10 a 21 horas), con las 92 obras seleccionadas en el 89º Salón de Otoño, organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores AEPE, entre las que se encuentra “Retrato con camisa blanca” realizada por García Monzón. 

La obra es una de las 92 que han sido seleccionadas de entre las más de 300 presentadas. 

Arquitecto y retratista, García Monzón se formó en Zaragoza, Barcelona y Valencia. 

Sus obras destacan de forma manifiesta tal como prueban sus frecuentes galardones internacionales, entre los que se encuentran la Médaille Vermeil 2018 de la Société Académique Arts-Sciences-Lettres de París, las Medallas de Oro 2015 y Plata 2012 del Salón de la Société Nationale des Beaux-Arts o la Medalla de Oro y Premio “Lorenzo il Magnìfico” de la Bienal de Florencia 2011.

Fernando García Monzón (Zaragoza, 1957) se aproxima al mundo artístico, concretamente al retrato, desde su formación como arquitecto, profesión que ha venido desarrollando y que explica su actitud hacia la persona retratada y la importancia del dibujo en sus obras. “Valoro más la línea que el color” afirma al artista, en cuyos retratos busca el protagonismo de la persona sobre el de la obra.

Tal como describe el Presidente de la Société Nationale des Beaux-Arts, Michael King, “Fernando García Monzón forma parte de estos escasos individuos que consiguen dar forma desde el trazo puro y discreto de su lápiz. (…)”.

SOBRE LA OBRA “RETRATO CON CAMISA BLANCA”

La obra de García Monzón, “Retrato con camisa blanca” busca lo fundamental y huye de lo anecdótico. Se trabaja la cabeza y manos, y el resto complementa. 

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La persona es fumadora. El humo es etéreo y aquí sirve para dar unidad y dinamismo al conjunto. El resto del papel lo llena el título haciendo referencia a la camisa blanca que viste. Se asume que el fondo es una pared blanca, por la sombra que arroja la cabeza” explica el autor. 

Estas artimañas bastan para que no sea necesario dibujar nada más. Todo está completo y terminado. 

El resultado hace que la atención del espectador se dirija hacia la cabeza: lo fundamental en un retrato, quedando el resto como información adicional.

Aunque simple de planteamiento, el resultado tiene unidad y se entiende de un golpe de vista.