Jue. May 9th, 2024

Cocina madrileña. Ese es el reto que tiene por delante cualquier turista que llegue a Madrid con ganas de conocer, a fondo, la ciudad.

Conocida por su rica cultura, historia, noche y, cada vez más, oferta culinaria, la ciudad esconde una amplia gama de platos tradicionales que son un reflejo de su patrimonio y muestra de algunos de los ingredientes disponibles en la región. 

3 platos para conocer la historia de cuchara

El cocido madrileño es famoso no sólo en la capital sino en todo el mundo. Se trata de un guiso tradicional originario de Madrid y es un plato básico en la cocina de la ciudad y de sus fogones más tradicionales. Con una variedad de ingredientes como los garbanzos, ternera, pollo, cerdo, chorizo, patatas, zanahorias o repollo, aunque hay cientos de versiones, tiene el beneficio de conseguir un caldo que es la base de todo el concepto en sí. 

El proceso de cocción consiste en hervir a fuego lento los ingredientes en una olla grande durante varias horas hasta que la carne esté tierna y los sabores se hayan fusionado. El plato normalmente se sirve en dos platos: el caldo se sirve como sopa, seguido de la carne y las verduras como plato principal. 

Se cree que el plato se originó en el siglo XVI y fue inicialmente una comida para la clase trabajadora, aunque con el tiempo, el plato ganó popularidad y se convirtió en un alimento básico de la cocina de la ciudad que se acababa incluso cocinando en ollas de cerámica en el horno, una de las presentaciones más demandadas en algunos restaurantes que ofrecen cocina típica madrileña en Carabanchel o en cualquier otro barrio de los que componen la capital o localidad de su provincia. 

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Los huevos rotos son un plato sencillo pero que ha conquistado a medio mundo, siendo uno de los más demandados en la capital. Elaborado con patatas, jamón serrano y huevos fritos, es un manjar castizo que pega a cualquier hora. El plato se originó en el siglo XIX y fue inicialmente una comida para la clase trabajadora, como casi todas las primeras recetas. Con el tiempo, el plato ganó popularidad y se convirtió en un alimento básico de la cocina de la ciudad y de sus tapas y raciones, una forma también de entender la gastronomía en los bares de Madrid.

Finalmente, no se puede hablar del recetario de la ciudad sin mencionar los callos a la madrileña. El plato se elabora con callos de ternera, chorizo, morcilla y garbanzos. El proceso de cocción consiste en hervir a fuego lento los ingredientes en una olla grande durante varias horas hasta que la carne esté tierna. La gracia de esta propuesta es que normalmente se sirve con pan para no parar de mojar mientras esté caliente, ya que es una comida perfecta para los fríos días de invierno. Original del siglo XVI, a día de hoy sigue estando a la cabeza del recetario más antiguo de la Villa de Madrid.