Un protocolo estandarizado permitirá evaluar la contaminación química en el agua de los espacios naturales de España
MADRID, 06 (SERVIMEDIA)
Un equipo de científicos del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idaea–CSIC), la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) y el Grupo de Investigación en Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos ha desarrollado un procedimiento metodológico para determinar gran cantidad de microcontaminantes orgánicos de distintas familias químicas y de forma simultánea, en muestras de agua de los espacios naturales de España.
La contaminación química y sus efectos son especialmente preocupantes cuando alcanza los ecosistemas acuáticos, ya que suponen la degradación del hábitat y la pérdida de biodiversidad en los lugares más frágiles.
La parte analítica del procedimiento de la investigación se basa en el uso de técnicas de cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas en tándem (LC-MS/MS). Gracias a esta técnica se han podido observar, de forma simultánea, 21 fármacos, 17 productos fitosanitarios, 3 ésteres organofosforados, 17 compuestos perfluorados y la benzofenona.
Los resultados muestran que el 83% de las sustancias químicas analizadas, un total de 59, han sido detectadas en las IBA españolas, lo que demuestra que incluso los espacios naturales de mayor valor energético, que serían los más prístinos, sufren el impacto de la contaminación química.
Entre los microcontaminantes estudiados, los fármacos (como la cafeína, el ibuprofeno o el paracetamol) y los ésteres organofosforados resultan ser los más ubicuos. La cafeína, que se detectó en el 79% de las muestras analizadas, es un indicador de contaminación antrópica, de modo que su presencia es un síntoma de la intrusión humana en los espacios naturales.
La presencia de fármacos en el agua de las IBA, detectada en el 98% de las muestras analizadas, es de gran relevancia ecológica porque estas sustancias químicas son bioactivas, por lo que pueden interferir en la regulación y expresión de genes y la respuesta inmune, afectar al desarrollo y a los sistemas neuroendocrino y cardiovascular de la fauna vertebrada.
Según la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), los fármacos presentes en el agua a concentraciones superiores a los 10 ng/L «deberían ser sometidos a una evaluación de riesgos ecotoxicológicos». En este sentido, los fármacos analizados superan este límite en el 12% de las muestras recolectadas en las IBA españolas.
Los ésteres organofosforados han sido hallados en el 76% de las muestras. Estos compuestos químicos son usados como retardantes de llama y como aditivos en plásticos, pinturas y otros materiales de mobiliario y componentes electrónicos.
Esta metodología, desarrollada e implementada en el marco del proyecto ‘Libera’ impulsado por SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes, pone de manifiesto la necesidad de destinar esfuerzos de investigación y gestión a evaluar la contaminación química, la «basuraleza» que no se ve, incluso en los espacios naturales de España.